Caminantes, paseantes y otras crónicas úrbanas.


La multitud pasa y
la gente pasea.
Por avenidas y  aceras.
A veces desiertas, a veces rebosantes.

Pisando, las pisadas ajenas.
Teniendo restos de otras vidas,
en mis suelas.
Sucias y ennegrecidas.
Del polvo, de mierda.
De restos de colillas.

Dejando huellas invisibles.
Saltando los pasos de cebra.
Mientras que "los que dirigen"
nos pisotean.

Siendo nosotros sus suelas ennegrecidas.

Hundiéndonos, como el zapato 
en el asfalto fundido.
Viviendo una vida llena de
pasos y paseos.

La multitud sigue pasando  y
yo me limito a no dejar pasar...
Lo que ellos pasan por alto.


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