Carta abierta a un tercero

Esto que te voy a contar no te va a sorprender, sin embargo lo desconoces. 

Si te digo que saber que no estaba me arrasó como un tsunami no te extrañaría porque conocías su magnitud. Tú sabes que esto destrozaba a cualquiera que lo apreciase. Yo cuestioné cada cosa que sentí, sobre todo el dolor. No tenía sentido ese sentimiento tan desgarrador que me invadió. Sentía que me estaba apropiando de algo que no me pertenecía, una tristeza impropia pero que tenía y todavía siento. 

Objetivamente, el tiempo real que compartimos fue anecdótico. Sin embargo, fue clave para mi. Probablemente se deba a que yo nunca antes había vivido algo así. Sé que mis inseguridades y falta de amor propio entorpecieron lo ya complicado. No romantizo lo que pasó pero sé lo que viví. Lo que me hizo sentir: libre. Eso me lo dio él. Un sabor de libertad que nunca había probado y por eso, me va a acompañar siempre. 

 Acabé en el limbo y a veces vuelvo allí. Siento que no encajo pero de vez en cuando consigo reconducir todo esto hacia la relativización. No voy a ser impertinente porque sé lo que duele. Lo que sí me gustaría es poderlo recordar sin sentir que me lo invento. A veces recibo golpes de realidad en los que lo siento cerca, mi mundo sigue colapsando con el suyo. Con el vuestro. De repente, de manera recóndita, se desvela algo que nos une. No puedo pedirte nada, no me sale hacerlo pero ojalá algún día pudiera recordarlo con alguien que lo conoció. Yo también le echo de menos. 

Comentarios

Entradas populares