La bañera.
Barcos que navegan sobre
tormentas que mis manos
crean.
Siendo yo el monstruo
que esconde ese mar.
El causante de todos los
males de ese barco.
La arena en el agua
se ha disuelto.
Embarrando mis castillos.
Y cae más lluvia, todo se
deshace, todo fluye, todo
se va.
El tiempo, bailarín de la prisa,
la lentitud, sombra de lo
eterno, luz de los nunca.
Porque quizás nadie sabrá
que fue del 2016.
Secando cada poro de mi
piel, absorbiendo cuanta
agua como una flor,
la savia.
Y el tapón se abrió.
La puerta su cerradura
forzó.
La bombilla corriente
eléctrica recibió.
El mar por un desagüe
huye, porque estuvo
estancada suficiente
tiempo.
El barco llega a tierra
firme pero en el centro
de la nada.
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